Actualmente existen ya muchos modelos de impresora 3D que utilizan todo tipo de materiales, principalmente resina y polímeros plásticos. El sistema de impresión varía: la primera hornada funciona con lo que se llama “Fused Deposition Modeling”, o FDM, en el que unos extrusores van “imprimiendo” por capas de plástico derretido hasta generar la forma final. Pero si bien el FDM ofrece resultados sorprendentes, ni se acerca a lo que puede conseguirse con la impresión estereolitográfica, en la que es un láser el que va solidificando una resina especial según el modelo.
Este tipo de impresoras nos convertirán en potenciales creadores de bienes y servicios. Si sabremos manejarlas podremos fabricar nuestros propios productos, y también los tecnológicos que es lo que más nos interesan en este blog.
El problema que se plantea también es que no todo el mundo sabe diseñar en 3D, manejar el CAD y otros programas de modelaje y diseño en tres dimensiones. Hay dos posibilidades: aprender a hacerlo o que saquen modelos comerciales como la Bucaneer que tiene manejo más sencillo.
La complejidad de las impresoras 3D acabará desapareciendo. Ya se están conformando las primeras bases de datos digitales con multitud de modelos diferentes para imprimir, y es predecible que esa base de datos crezca de manera exponencial durante los próximos meses y año. En cualquier caso, parece la única vía por la que una persona sin conocimientos específicos encuentre útil una impresora 3D: que pueda conectarse a internet para descargar modelos de casi cualquier cosa.
Sin embargo, hasta ahora el mayor impacto de estos dispositivos ha sido de corte industrial y profesional.
EL PRECIO
El precio de una impresora 3D oscilaba entre mil y dos mil euros. Sin embargo, conforme se profundiza en esta tecnología y la gente se entusiasma con la idea, están apareciendo modelos más económicos, como la Bucaneer (fabricada por Pirate3D), que puede conseguirse por unos 400€, si bien sus dimensiones limitan las posibilidades de impresión a objetos de menos de 15 cm3. Para diseños mayores, es preciso ir a dispositivos como la Replicator (de la empresa Makerbot) que sube hasta los 1500€ y puede imprimir volúmenes de hasta 30 cm3.
¿La Wearable Technology llegará a las impresoras 3D?
Por supuesto dentro de menos de lo que nos imaginamos la Wearable Technology estará incorporada en nuestras vidas. La empresa Meta que trabaja con realidad aumentada y tiene sus propias gafas inteligentes, las llamadas MetaProglasses
Las MetaPro son en realidad unos pequeños ordenadores que llevaremos acoplados en nuestras cabezas, y las especificaciones lo confirman, al contar con un pequeño ordenador de bolsillo que acompaña al equipo
Puess bien las MetaProglasses ya dispondrán para febrero de un app 3D que puede interconectarse con una impresora 3D. Dentro de las oficinas de Meta las impresoras 3D producirán prototipos para las monturas de las gafas mientras los ingenieros las prueban y adaptan. Entonces dentro de nada la wearable technology estará también ligada a las impresoras 3D.
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